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  • BBC Mundo: Facebook se fue de compras al futuro

    BBC Mundo: Facebook se fue de compras al futuro

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    Recientemente un post en el blog de BBCMundo, el servicio de información en español de la BBC, me llamó la atención: “Facebook se fue de compras al futuro”.

    Tras días de escuchar en los medios que Facebook tenía un final cercano, que la red había dejado de crecer, que a los jóvenes les interesan más propuestas diferentes, quizás más gráficas y otros conceptos similares, un título como ese lo que hizo fue exacerbar mi curiosidad sobre el tema, ya que en lo personal pienso que los números de audiencia de Facebook son tan contundentes, que tales afirmaciones son, por decir lo menos, audaces.

    Y es así que aunque se supone que el periodista –o en este caso el blogger– no debería ser nunca la noticia, una conversación entre este servidor y David Cuen –el blogger de ¿Un Mundo Feliz? Lugar donde apareció la nota en BBCMundo—terminó siendo el motivo de este post.

    Facebook está blindando su futuro, tiene muy claro hacia donde se están moviendo los usuarios y de allí que esté haciendo nuevas compras, como Instagram, WhatsApp, etc.” comienza la conversación David.

    AL: Pero lo jóvenes buscan ahora la inmediatez, algo que Facebook ha intentado lograr con su Messeneger, pero sin éxito

    DC: Creo que [la inmediatez] es algo que Facebook ha querido capitalizar en los últimos años y no lo ha logrado hacer. Parece que el mayor problema que Facebook ha enfrentado con sus programas propios, como el caso del Messenger, es que la gente, y principalmente los jóvenes, no ven a Facebook como un sistema de mensajería. Ellos ven a Facebook como una red social en la que están sus amigos, pero quizás les preocupa más que también están allí sus padres y abuelos, revisando lo que dicen. Esa es una de las razones del éxito de Instagram, una plataforma de la que se han apropiado –y la han convertido en el lugar de preferencia para los “selfies”—y donde pueden relacionarse con otros jóvenes, a los que quizás no conozcan, pero con los que comparten algún interés puntual.

    AL: ¿Esa es la razón de las recientes compras?

    DC: Si lo piensas la compra de Instagram y más recientemente de WhattsApp les permite capitalizar entre esos usuarios jóvenes

    AL: Pero integrar estas redes, no les traerá problemas, especialmente con las críticas severas que hay sobre la privacidad en acebook

    DC: Creo que Facebook en ese sentido venció el miedo de los usuarios que pensaron que estas aplicaciones iban a ser integradas a Facebook inmediatamente, algo que no pasó y probablemente no pasará en el corto plazo. La fusión, de ocurrir, será gradual y optativa, ya que de otro modo espantarían a los usuarios de estas nuevas redes. Pero además hay otro efecto interesante a considerar sobre la compra de estas aplicaciones por Facebook, y es que estas redes lograron una plataforma tecnológica muy superior. Antes de la adquisición, Instagram y WhatsApp, afrontaban serios retos para mantener su infraestructura funcionando y al día con el crecimiento que experimentaban. Desde que fueron adquiridos por Facebook cuentan con los centros de datos de Facebook y sus ingenieros, y los servicios están funcionando de manera más formal.

    AL: Esa plataforma tan completa que mencionas, ha permitido a Facebook actuar como un reemplazo de la misma Web, ofreciendo correo, video, mensajería y más. ¿Crees que esto sea el futuro?

    DC: Yo creo que es parte de la estrategia. Sin embargo el gran problema que han tenido hasta ahora ha sido la privacidad y cada vez que han intentado abrir más Facebook se han topado con problemas relacionados con la privacidad. Facebook Cero es un intento de solucionar ese problema, creciendo por encima del número de usuarios actuales, algo que es difícil de aumentar de manera rápida. La forma que ve Facebook para crecer, es traer a la plataforma a usuarios que actualmente no están conectados a la Internet, particularmente en países en desarrollo, zonas rurales alejadas, etc. Por eso están invirtiendo en drones, en convertir viejas antenas de empresas celulares en servicios de datos dedicados y más.

    AL: ¿Eso no se parece a los esfuerzos que ya hicieron en su momento [y fracasaron] AOL, Microsoft Network, etc, para convertirse en la Internet “de facto” de los usuarios?

    DC: Eso podría estar pasando. Pero lo importante aquí es darse cuenta de que Facebook está pensando en su futuro, determinando que aplicaciones pueden afectarlo y adquiriéndolas. Pasó cuando no pudieron triunfar en el mundo de la mensajería instantánea, y terminaron comprando WhattsApp. Otro ejemplo: muchas personas recurren a Twitter para buscar noticias, y ahora Facebook adelanta una estrategia para convertirse en un centro de noticias. Recientemente lanzaron una oferta, FB Newswire, en colaboración con una agencia de noticias en redes sociales llamada Storyful [propiedad de News Corporation] que busca colocar en un lugar información interesante y verificada para que bloggers, medios de comunicación y otros vayan hasta ese lugar y saquen información para sus sitios.

    Pero [Facebook] al mismo tiempo está mirando hacia el futuro, hacia la realidad virtual, con la compra de Oculus Rift. Si se quiere es una estrategia parecida a la de Google en un momento, de comprar las tecnologías que les atraen, y probablemente sean capaces de descartarlas después en caso de no funcionar. Para ellos es mejor realizar la compra aunque abandonen la tecnología luego, que arriesgarse a que un productos o tecnología tenga éxito y ellos no lo hayan comprado a tiempo.

    AL: Pero al fin y al cabo, tanto Google como Facebook compiten por un mismo mercado, el de la publicidad dirigida, en donde los datos que se tienen sobre los usuarios ayudan a que la publicidad sea cada vez más efectiva. Pero esto sin duda trae grandes preocupaciones sobre la privacidad ¿Cómo ves tu este panorama en el futuro cercano?

    DC: Sin duda es un tema importante, pero las nuevas generaciones de usuarios, son conscientes de los límites de la publicidad y de lo que se puede o no publicar en línea. Aunque muchos piensan que los jóvenes no son tan conscientes de los problemas que existen de privacidad pero yo no creo que sea así. Más bien están conscientes de ellos, pero también están conscientes de los beneficios que estos servicios gratuitos [Facebook, Google] les traen, a cambio de ceder algunos datos sobre su comportamiento. En general a esta generación le preocupa mucho menos compartir datos sobre aspectos personales, por ejemplo los lugares que prefieren frecuentar. Se puede decir que hay una gran brecha generacional sobre como se percibe la privacidad y tanto Google como Facebook están a la espera de que esta generación crezca y tenga un mejor nivel adquisitivo. En ese momento las preocupaciones por la privacidad, serán mucho menores que los beneficios que se pueden obtener por ceder una parte de la privacidad.

    (Fin de la entrevista)

    La verdad es que gracias a David Cuen, hoy he podido estar hablandodeti Facebook y de las compras que estás realizando para mantenerte al día, y tengo la impresión que no será la ultima vez que lo haga.

  • La difícil tarea de comprar tecnología (las empresas podrían ayudarnos)

    La difícil tarea de comprar tecnología (las empresas podrían ayudarnos)

    Para continuar lo expuesto en el post anterior, he de decir que yo suelo considerarme una persona experta en tecnología –de hecho tengo un grado de ingeniero en computación—y por ende siempre me ha parecido que comprar tecnología es algo sencillo. Pero resulta que no, lo que pasa es que generalmente acudo a comprar lo que necesito, con una idea preconcebida.

    Pero en estos días me he visto forzado a cambiar un poco estos supuestos, ya que por razones profesionales, me he visto obligado a seleccionar un equipo portátil de una marca en particular, que no es la que siempre tengo en mente.

    La tarea que parece sencilla, se me ha complicado por varias razones: en primer lugar los equipos que ya tengo, en segundo lugar el uso que quiero darle y en tercer lugar las características que considero “necesarias”. Hasta aquí no pareciera haber nada raro.

    Pero conocer mucho de tecnología a veces resulta un revés al momento de tomar la decisión, por que casi siempre hay un equipo mejor, más potente, que el que pensamos adquirir. Así las cosas, mi resolución de comprarme un ultraportátil, fijada en mi mente desde hace tiempo, cedió ante la realidad de contar con dos novedosas tabletas, que para mi han redefinido, el concepto de ultraportabilidad. De todos modos me detuve y heche un vistazo, pero los procesadores Atom, de velocidades de reloj baja –alrededor de 1.6GHz— unidos a tarjetas de video de bajo desempeño me hicieron huir de esta categoría. Sin embargo, he de reconocer que estos equipos exceden con creces las necesidades del viajero, y que quizás las tabletas se quedan realmente cortas ante estos modelos. Por supuesto los netbook añaden a sus limitaciones la baja resolución de la pantalla, que los imposibilita ejecutar programas para mi fundamentales, como es el caso de Adobe Photoshop.

    Pero al salir de esta categoría, mi columna vertebral me hizo recordar que lo que queda de seguro le afectará, al cargar por horas equipos de más de tres kilos de peso. Y las pantallas de más de trece pulgadas además me quitarán la posibilidad de trabajar en los aviones.

    Como al fin y al cabo, en los aviones lo que hago es escribir, quizás una tableta, o tal vez dos para en una escribir y en la otra guardar materiales de apoyo—puedan suplir esto, por lo que pasamos al segundo uso que quiero darle: la edición de video y material multimedia. En esta área la gran cantidad de modelos diferentes que ofrecen aproximadamente la misma funcionalidad es asombrosa. En la página web del fabricante entré por distintos modelos a configurarlos para lo que necesitaba, y terminé aproximadamente en el mismo lugar: una computadora de alrededor de los US$1.000. Es más, si quería aproximarla más a mi “ideal” de computadora para la tarea (una Macbook Pro) los precios de Apple dejaban de parecer ridículamente caros, para verse justos, y en algunos casos económicos.

    Termine realizando diferentes configuraciones que me levaban a lo mismo: un procesador QuadCore de ser posible, una tarjeta gráfica con 1GB de memoria –y generalmente una más sencilla para operaciones mundanas—un disco duro rápido –7200RPM—, sistema operativo de 64 bits, memoria suficiente y salida HDMI. Con ligeras variantes de diseño exterior, todas las configuraciones que hallé ofrecían lo mismo y costaban casi lo mismo.

    Como usuario, poco agradezco el perder horas navegando por diferentes opciones para llegar al mismo producto. Creo que las líneas de productos de muchos fabricantes son demasiado complicadas, y lo que hacen es atemorizar al usuario. Las herramientas de comparación son pocas y están mal diseñadas para el común de las personas.

    Si a esto le sumamos la superposición de funciones entre distintos dispositivos, el conocimiento sobre tecnología –que puede causar tanto daño—tenemos un escenario donde la gente se abstiene a veces de comprar –o de comprar lo que realmente necesita—por culpa de una estrategia de productos diseñada por tecnólogos, no por gente de mercadeo. Es quizás la lección que Apple aprendió en la época de Amelio Gil, y que se ha cuidado en aplicar desde entonces: al consumidor promedio hay que darle pocas opciones, pero relevantes y muy bien tipificadas según las funciones a realizar, el tipo de usuario o cualquier otra calificación relevante. Es así como al ir a comprar, el vendedor estará más ocupado en estar hablandodeti y del uso que le darás a la tecnología, que de un dispositivo que acumula cifras y estadísticas que nunca se sabe a ciencia cierta que es lo que indican.

  • Cómo un mercado ¿vienés?

    Cómo un mercado ¿vienés?

    vienaSi leyeron bien, arriba dice mercado vienés. Generalmente cuando la gente encuentra esos paraísos de shopping llenos de cosas para comprar y a buenos precios la gente hace un comentario por el estilo de “parece un mercado turco—o persa” o “ni en las calles de Saigón”
    Pero la verdad es que aunque nunca he estado en Iran, Turquía ni en Saigón, si he estado en los mercados nocturnos de Taipei, en las calles de Shangai y su fake market, en el mercado de la seda de Beijing, en el mercado San Miguel de Madrid, o en los de Barcelona –hay uno cerca de Las Ramblas que por siempre recordaré por lo pintoresco del mismo— los de las calles de París –la rue Moufardette es un buen ejemplo—y hasta en Moscú en los lujosos centros comerciales llenos de compradores. Por supuesto también he estado en los mercados de América, desde el San Juan de Dios en Guadalajara, hasta los grandes mall de Estados Unidos, incluyendo uno gigantesco en Minesota.
    Pero he de ser sincero, nunca un aeropuerto me había arecido un sitio adecuado para comprar y generalmente las compras en tránsito son un mal necesario: algún recuerdo para la familia que no se pudo comprar antes, un magneto para el refrigerador o la compra más apreciada y conveniente: una botella de licor, perfumes o chocolates en el duty free.
    Pero hoy he cambiado mi parecer, al encontrarme de frente con el mayor mercado que jamás he visto en un aeropuerto, haciendo palidecer a algunos mas afamados, como el del aeropuerto Tocumén en Panamá. Se trata nada más y nada menos que el aeropuerto de Vienna. Lejos quedaron mis ideales románticos sobre la ciudad que aún tengo en mi lista de pendientes por visitar. No pude asimilar, en la hora que allí estuve, que estaba en la ciudad favorita de tantos poetas. Me imagino que la vida debe haber sido muy cara en el siglo XIX por que casi todos los músicos famosos –empezando por el buen amigo de Wolfang Amadeus—se dedicaron a confeccionar bombones, a juzgar por los cientos de cajas de bombones con sus nombres que estaban allí expuestos.
    Marcas como Nokia, Timberland, GX, ocupaban los lugares que yo en mi mente le había dado al Ministerio de Turismo o como se llame en Austria. En lugar de fotos de Shombrun, había dummys del Nokia Navigator. Bueno, al menos con un Nokia es mas fácil estar hablandodeti.