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  • China en evolución tecnológica

    China en evolución tecnológica

    Cuando era niño todas las cosas eran hechas en Japón, al punto que Mafalda en una de sus tiras se miraba el ombligo sorprendida y se preguntaba donde estaba el sello “Made in Japan”. Sin darme cuenta las cosas fueron cambiando y en mi juventud las cosas decían por todos lados “Made in Taiwan”. Posteriormente aparecieron otras referencias geográficas como “Made in Korea”, “Made in Malasia” o “Made in Singapore” hasta que al final llegó la conocida frase de hoy “Made in China”.

    Japón, Taiwán, Corea y en menor grado otros países asiáticos como Malasia o Singapur siguieron un camino de evolución tecnológica parecido. Empezaron fabricando bienes diseñados en otros países. Lo hicieron a la perfección hasta que esos países les empezaron a dar espacio en el proceso del diseño. Mientras tanto el nivel de vida del pueblo aumentaba, se educaban más y tenían acceso a bienes que antes no podían ni soñar. Una clase media poderosa surgía y la mano de obra comenzaba a encarecerse. Al final terminaban quedándose con el proceso de diseño, y viviendo del comercio interno en un mercado que se había fortalecido, mientras mudaban la producción a otro país con mano de obra más barata y así se empezaba a repetir la historia. Al principio la propiedad intelectual era de los países más consolidados: Estados Unidos, Alemania y Francia. Después se agregó Japón, le siguieron Taiwán y Corea. Al final llegaron los otros, y las fábricas terminaron desembarcando en China, que logró sacudirse varios lastres pesados que cargaba: entre ellos lograr el respeto de la Organización Mundial de Comercio –al menos en parte—y librarse de la imagen de regimen comunista que no respeta las propiedades.

    He de confesar que en mi primer viaje a China en el 2005 llegué a sentir el fenómeno que arriba describo, pero veía lejano el día que China se convirtiera de fabricante a creador de tecnología, ya que pensé que podía crecer mucho aún como fabricante. Sin embargo a todos les decía que la calidad china –el otro gran lastre del que se han logrado deshacer en gran parte—no podía sino mejorar constantemente, gracias a los terceros que allí fabricaban sus productos. En una planta que estuve se fabricaban televisores de una marca china, AOC, en la misma línea de producción en la que se armaban TVs de Sony y Panasonic. La consecuencia de esto es que los aparatos de AOC debían tener el mismo nivel de calidad –en lo que a mano de obra se refiere—que los de estas marcas reconocidas. A la larga, lo único que les faltaba era licenciar algo de tecnología –generalmente software—de estas marcas, para poder contar con un rendimiento más que aceptable a una fracción del precio.

    Así pasó en cada una de las grandes fábricas, y la elite que se formo alrededor se dio cuenta de que podían –y debían– avanzar en tecnología por su propia cuenta. Una de las principales industrias para esto fue la aeroespacial, que trajo un desarrollo científico increíble.

    ¿Pero cómo dejar de depender de países históricamente hostiles, como USA, Japón y Taiwán, de una vez por todas? Nada más y nada menos que invirtiendo en ciencias. Atrás quedaron las épocas donde la única inversión que se hacía era en generar mercados para los productos –el caso de los pioneros comerciales que hoy día pueblan las ciudades de Latinoamérica—y pasar a crear productos para los mercado.

    Por último leo en la prensa que en los próximos dos años China generará más conocimiento científico que USA. Ya acaba de desplazar al Reino Unido del segundo lugar y aunque se pensaba que para el 2020 podía cumplir la meta de alcanzar a USA, nuevas estimaciones señalan que esto puede ocurrir dentro de apenas dos años. Al mismo tiempo otras noticias dicen que China es ya la segunda economía del mundo, superando a su archienemigo Japón que había ocupado ese puesto por más de 40 años. Además el gobierno chino acaba de superar al de USA en inversiones para energía limpia, y cuenta con cifras mil millonarias en dólares para promocionar a los emprendedores tecnológicos.

    El panorama es alentador y si no cae en alguna crisis económica fuerte –quizás por el precio de los inmuebles– en breve China volverá a ser la primera potencia mundial, como lo fue hace miles de años. ¿Quién habría dicho hace apenas unos pocos años que al hablar del crecimiento de China, estaríamos también hablandodeti?

  • Hablandodeti: más de 500.000 páginas servidas

    Hablandodeti: más de 500.000 páginas servidas

    Este post lo motiva la emoción de haber superado la barrera de las 500.000 páginas servidas en hablandodeti.com, y eso es sin contar los cientos de personas que me leen desde el facebook.

    Si de revistas impresas se tratara –a razón de unas 128 páginas por revista, el equivalente a 8 pliegos—hablaríamos de una pila de 3924 revistas –totalmente llenas de contenido y sin publicidad—lo que en metros sería una columna de aproximadamente unos 23,55 mts de altura.

    Para no extenderme mucho les dejo un gráfico que me hace sentir orgulloso: el de las visitas mensuales. Se ve claramente una evolución en el numero de visitas que está en un promedio cercano a las 1500 diarias

    A todos ustedes, que me leen, me comentan, me retwittean y especialmente me aprecian, mis más sentidas gracias, ya que no podría estar hablandodeti, si ustedes no estuvieran del otro lado oyéndome.

  • Olvídense de la Web 2.0: en el divorcio está la verdadera evolución de la red

    Olvídense de la Web 2.0: en el divorcio está la verdadera evolución de la red

    Buscando en la red algo de información sobre blogs tropecé con un corto de video de CNN que habla sobre el divorcio en línea y algunas iniciativas que se están dando desde la Argentina y otros países. Al leer el titular caí en cuenta: la verdad es que esto se había tardado mucho.

     

    Recientemente al reencontrar a una amiga que tenía años sin ver me contó que una de sus hermanas se había casado. Cuando la iba a felicitar, me atajo:”Se caso por Internet…con alguien a quien no ha visto aún.” Profundizamos en la historia sólo lo suficiente para saber que se casaron por poderes, que él vive como ilegal en Usa y que ella no tiene visa para entra a Estados Unidos.  Las razones del caso quedaban lejos de nuestra esfera de entendimiento. El recuerdo fue relegado a los oscuros espacios intraneuronales hasta que hoy, al contemplar el corto de CNN, comprendí que estaba ante un fenómeno que pocas veces solemos ver: contemplamos la evolución de la red.

     

    Si, la red es quizás el primer ser no vivo que cumple con todos los axiomas que tenemos para evaluar los seres vivos: evoluciona constantemente, la tendencia a la entropía la hace degenerarse y es necesario poner control, si se llega a apagar (morir) todo su fluido vital se va a algún lugar desconocido y es capaz de establecer hábitos inteligentes (o que creen que hacen los enrutadores de la Internet con el tráfico). Sólo falta la reproducción para definirse completamente como un ente viviente.

     

    Si dejamos de lado nuestras creencias que nos limitan, tendrán que concluir que la Internet es una entidad viva y, además, parasitaria ya que vive de la energía que le suministran los demás. En principio buscó energía ofreciendo comunicación a sus miembros, de a poquito es fue dando más y más, les permitió enviar fotos, crear páginas Web donde expresarse, les permitió enviar funciones (programas) y hasta los dejó escuchar música. A medida que aumentaba la energía la red iba creciendo, ya no eran suficientes los locos, casi científicos, que usaban gopher, FTP o ICQ para comunicarse y compartir archivos. Y así nació HoTMaiL –así se escribía en un principio: era un mail que funcionaba en HTML, lamento decepcionar a cualquiera que pensara otra cosa.

     

    De allí en adelante la historia se vuelve rápida. Messenger, Java, CSS, y otras siglas se concentraban en hacer crecer la base alimentaria del parásito, conectando más y más personas a la red hasta llegar a formar apéndices especializados como Orkut, SecondLife o Facebook.

     

    Pero ahora parece que nos enfrentamos a un cambio. La red que sirvió tanto para crear relaciones de amistad, amor y lujuria, se puede haber vuelto tan voraz que empieza a morder las manos que la alimentan. Divorcios en línea, sin asistir al juzgado más que para firmar, es el principio de una nueva etapa, una en la que, a semejanza de The Matrix, la red se da cuenta que se puede obtener más energía de un soltero buscando pareja que de un par de tortolitos dedicados a amarse, lejos del teclado.  

     

    ¿Qué futuro nos espera?