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  • Android Market: el gran problema de Google (¡se busca empresa de seguridad en venta!)

    Android Market: el gran problema de Google (¡se busca empresa de seguridad en venta!)

    Google debe estar a estas horas pensando en comprar una empresa de seguridad. No ha sido una buena semana para Android –iOS con el iPhone 4S volvió a desplazarlo como sistema más popular– y Google depende mucho del sistema operativo.

    Sin duda que se trata de un gran sistema –también iOS lo es—y el hecho de que sea más abierto que el de Apple pareciera darle ventaja. Pero ellos ya han tenido que enfrentar algunos problemas por su “apertura”, como la llamada fragmentación. De a poco lo han ido cerrando –y la mayoría de los fabricantes de teléfonos lo ha aceptado de buena gana—y obligan a los fabricantes a personalizar sus teléfonos en el hardware, o con aplicaciones, pero no con capas sobre el sitema operstivo.

    El Market de Android, por su parte, era la respuesta de Google a la realidad que Apple creó: la venta de aplicaciones debe ser en línea. LA queja más frecuente que escucharon de los desarrolladores –pero no se preocuparon de oír los consumidores—era lo dificil que resultaba publicar un programa y la tajada leonina del 30% de las ganancias que Apple les cobraba. Y Google, una empresa llena de geeks, hizo una tienda que los geeks vieron como buena. Pero Google evaluó mal la satisfacción d elos clientes de Apple: ellos estaban contentos por que las aplicaciones eran buenas, baratas y seguras. Lo único que Google vio es que las apps debían ser baratas.

    Hoy día, ante el segundo gran incidente de malware en la tienda Android, Google debe estar reflexionando seriamente. Es cierto que hay miles de aplicaciones en la tienda de Android, pero igualmente cierto es que la mayoría son bastante sencillas, mal terminadas e inestables. Claro, uno generalmente baja las mejores, las más populares, y asume que el resto es así. Mientras muchos acusan a Apple de puritana por prohibir aplicaciones de contenido sexual, en Android Market –la tienda libre—los hackers aprovechan esto continuamente para ofrecer aplicaciones con malware. Las tiendas paralelas son otra forma de atacar al sistema, y ya hoy día tienda como la de Samsung o Amazon, cobran cada vez más importancia en el mundo Android.

    Google al abrir el Android Market hizo bien, ya que fomentó el desarrollo, pero está pagando el costo de una excesiva libertad. Por eso creo que en este momento deben estar reflexionando como cerrar más el Market, sin que eso signifique una desbandada de desarrolladores para otras tiendas. En este momento deben estar tomando medidas para mejorar el proceso de prueba antes de publicar aplicaciones, para que no se les vuelvan a colar aplicaciones maliciosas –esta vez fueron 13 y pueden haber infectado hasta 5 millones de usuarios, según Symantec—y sin duda reforzarán la unidad encargada de verificar el código. Y no luce descabellado que aprovechando el efectivo que tienen, vayan detrás de alguna empresa de seguridad y la unan a su empresa, tal como hizo Intel hace no mucho.

    Que malo Android, que al hablar de problemas de seguridad tengamos que estar hablandodeti hoy. Espero que pronto se mejore este proceso, por que Android me parece un gran sistema operativo.

  • Amazon se inspira en la TouchPad para atacar a la iPad

    Amazon se inspira en la TouchPad para atacar a la iPad

    TechCrunch y PCWorld lo confirman, la nueva tableta de Amazon viene, y cuenta con un precio bajo que puede estremecer el mercado: apenas US$250.

    Aunque son pocas las especificaciones que se conocen, se trata de una tableta de 7 pulgadas, con pantalla táctil a color, conexión WiFi, quizás un almacenamiento algo “modesto” de 6GB y una versión de Android modificada.

    Amazon podría estar dando en el clavo con la estrategia para entrar en el mercado golpeando de frente al combinar los dos factores que pueden ser determinantes en esta lucha: precio y contenido.

    Lo del precio quedó comprobado cuando HP decidió rematar sus TouchPads y la gente se precipitó a comprarlas, aún a sabiendas de que oficialmente estaban descontinuadas. Lo del contenido, es algo que muchos suelen pasar por alto, pero que desde este blog hemos señalado como crucial para el éxito de la iPad.

    Hace ya tiempo describí en estas páginas como una pareja al lado mío en un largo viaje dentro de los EE.UU. demostraba que el mayor valor de la iPad ni era tener diez o más programas para reproducir video, aunque estos puedan ser maravillosos y gratis, sino más bien contar con una tienda donde se puede comprar este contenido de manera sencilla, y hasta podría decirse que económica. Y hasta ahora ningún fabricante había podido competir con iTunes. Pero Amazon sabe vender, Amazon tiene un nuevo servicio de música en la nube y otro de entrega de videos –aunque aún la oferta de películas y series de TV no se compare con la de Apple, unos 5.000 videos deben ser suficientes para comenzar, y se pueden acceder con sólo tener una cuenta pagada de Amazon Prime, un servicio que además permite envíos gratis de dos días para las compras en Amazon.

    Las cartas están echadas entonces, bastará esperar la salida al mercado, ya inminente, de esta nueva tableta que viene con la suscripción por un año a Amazon Prime, y que le permitirá recibir después, muy probablemente, unos US80$ al año por cada usuario de la misma. Así que Amazon se puede dar el lujo de venderlas a precio de costo o simplemente perdiendo algún dinero.

    Si se expande el acceso a los videos y la música más allá de EE.UU., pronto estoy seguro de que podré estar hablandodeti Amazon desde una tableta “kindle”.

  • La difícil tarea de comprar tecnología (las empresas podrían ayudarnos)

    La difícil tarea de comprar tecnología (las empresas podrían ayudarnos)

    Para continuar lo expuesto en el post anterior, he de decir que yo suelo considerarme una persona experta en tecnología –de hecho tengo un grado de ingeniero en computación—y por ende siempre me ha parecido que comprar tecnología es algo sencillo. Pero resulta que no, lo que pasa es que generalmente acudo a comprar lo que necesito, con una idea preconcebida.

    Pero en estos días me he visto forzado a cambiar un poco estos supuestos, ya que por razones profesionales, me he visto obligado a seleccionar un equipo portátil de una marca en particular, que no es la que siempre tengo en mente.

    La tarea que parece sencilla, se me ha complicado por varias razones: en primer lugar los equipos que ya tengo, en segundo lugar el uso que quiero darle y en tercer lugar las características que considero “necesarias”. Hasta aquí no pareciera haber nada raro.

    Pero conocer mucho de tecnología a veces resulta un revés al momento de tomar la decisión, por que casi siempre hay un equipo mejor, más potente, que el que pensamos adquirir. Así las cosas, mi resolución de comprarme un ultraportátil, fijada en mi mente desde hace tiempo, cedió ante la realidad de contar con dos novedosas tabletas, que para mi han redefinido, el concepto de ultraportabilidad. De todos modos me detuve y heche un vistazo, pero los procesadores Atom, de velocidades de reloj baja –alrededor de 1.6GHz— unidos a tarjetas de video de bajo desempeño me hicieron huir de esta categoría. Sin embargo, he de reconocer que estos equipos exceden con creces las necesidades del viajero, y que quizás las tabletas se quedan realmente cortas ante estos modelos. Por supuesto los netbook añaden a sus limitaciones la baja resolución de la pantalla, que los imposibilita ejecutar programas para mi fundamentales, como es el caso de Adobe Photoshop.

    Pero al salir de esta categoría, mi columna vertebral me hizo recordar que lo que queda de seguro le afectará, al cargar por horas equipos de más de tres kilos de peso. Y las pantallas de más de trece pulgadas además me quitarán la posibilidad de trabajar en los aviones.

    Como al fin y al cabo, en los aviones lo que hago es escribir, quizás una tableta, o tal vez dos para en una escribir y en la otra guardar materiales de apoyo—puedan suplir esto, por lo que pasamos al segundo uso que quiero darle: la edición de video y material multimedia. En esta área la gran cantidad de modelos diferentes que ofrecen aproximadamente la misma funcionalidad es asombrosa. En la página web del fabricante entré por distintos modelos a configurarlos para lo que necesitaba, y terminé aproximadamente en el mismo lugar: una computadora de alrededor de los US$1.000. Es más, si quería aproximarla más a mi “ideal” de computadora para la tarea (una Macbook Pro) los precios de Apple dejaban de parecer ridículamente caros, para verse justos, y en algunos casos económicos.

    Termine realizando diferentes configuraciones que me levaban a lo mismo: un procesador QuadCore de ser posible, una tarjeta gráfica con 1GB de memoria –y generalmente una más sencilla para operaciones mundanas—un disco duro rápido –7200RPM—, sistema operativo de 64 bits, memoria suficiente y salida HDMI. Con ligeras variantes de diseño exterior, todas las configuraciones que hallé ofrecían lo mismo y costaban casi lo mismo.

    Como usuario, poco agradezco el perder horas navegando por diferentes opciones para llegar al mismo producto. Creo que las líneas de productos de muchos fabricantes son demasiado complicadas, y lo que hacen es atemorizar al usuario. Las herramientas de comparación son pocas y están mal diseñadas para el común de las personas.

    Si a esto le sumamos la superposición de funciones entre distintos dispositivos, el conocimiento sobre tecnología –que puede causar tanto daño—tenemos un escenario donde la gente se abstiene a veces de comprar –o de comprar lo que realmente necesita—por culpa de una estrategia de productos diseñada por tecnólogos, no por gente de mercadeo. Es quizás la lección que Apple aprendió en la época de Amelio Gil, y que se ha cuidado en aplicar desde entonces: al consumidor promedio hay que darle pocas opciones, pero relevantes y muy bien tipificadas según las funciones a realizar, el tipo de usuario o cualquier otra calificación relevante. Es así como al ir a comprar, el vendedor estará más ocupado en estar hablandodeti y del uso que le darás a la tecnología, que de un dispositivo que acumula cifras y estadísticas que nunca se sabe a ciencia cierta que es lo que indican.