Pues no, no se trata del clamor de una madre desesperada, pidiéndole a su hijo adolescente que deje de estar pegado a la computadora y salga a realizar algún deporte al aire libre.
Y es que sucede que esa orden, la ha dado una de las asociaciones deportivas-comerciales más poderosas del mundo: la NBA. La asociación de básquetbol profesional de los EUA ha llegado a la conclusión de que deben prohibirse la actividad en las redes sociales a sus jugadores, desde cierto tiempo antes de los partidos y hasta cierto tiempo después ya que los jugadores se dejaban provocar por algunos fanáticos, o se dejaban llevar por la rabia de alguna decisión arbitral que no compartían y los comentarios colgados en Facebook o Twitter –por nombrar algunos de los más usados—no eran para nada “comentarios deportivos.”
Evitar que los jugadores se descontrolen es otra de las razones, pero quizás la más importante es evitar formar una matriz de opinión contraria a la liga. Ya otras ligas, como la de fútbol americano –la NFL—ha tomado medidas similares, y ya han habido casos, como el del dueño de los Dallas Maveriks, Mark Cuban, que fue multado por un comité sancionador con 25.000 dólares por un comentario vertido en Twitter.
¡Mejor así! Que ellos sigan jugando básquetbol, mientras nosotros seguimos hablandodeti.


Cuando era pequeño, los domingos en la noche presentaban un programa de variedades realizado en España que se llamaba 300 millones. El nombre obedecía a la suma de personas que habitaban los países donde se transmitía –aproximadamente—para la fecha. La cobertura incluía España, Guinea Ecuatorial y América, desde Estados Unidos a Chile.
Cuando se habla de redes sociales todos suelen pensar de inmediato en FaceBook, o como mucho en Twitter. Pero existen, más allá de estas, varias redes sociales que son muy útiles al momento de trabajar, comprar o asesorarse. 
Para seguir ahondando en un tema que ha levantado polémica, me permito plantear el par de preguntas que desde el título se asoman.
Parecía una mañana cualquiera. El tráfico en la autopista no me hacía presagiar nada anormal. Llegando al trabajo y arreglando las ideas para trabajar, recibo una interrupción telefónica antes de las 9:00 am –algo que pocas veces sucede, ya que sólo @lidiapinto tiene la fe suficiente para creer que los periodistas existen antes de esa hora—se trataba de @lindriago con el primer mensaje de alerta. Tras un breve intercambio de cortesías –las usuales y acostumbradas entre nosotros dos, que son una especie de handshake lingüístico—disparó su preocupación: llevaba rato intentando conectarse a Twitter y no podía.