Etiqueta: tech

  • La difícil tarea de comprar tecnología (las empresas podrían ayudarnos)

    La difícil tarea de comprar tecnología (las empresas podrían ayudarnos)

    Para continuar lo expuesto en el post anterior, he de decir que yo suelo considerarme una persona experta en tecnología –de hecho tengo un grado de ingeniero en computación—y por ende siempre me ha parecido que comprar tecnología es algo sencillo. Pero resulta que no, lo que pasa es que generalmente acudo a comprar lo que necesito, con una idea preconcebida.

    Pero en estos días me he visto forzado a cambiar un poco estos supuestos, ya que por razones profesionales, me he visto obligado a seleccionar un equipo portátil de una marca en particular, que no es la que siempre tengo en mente.

    La tarea que parece sencilla, se me ha complicado por varias razones: en primer lugar los equipos que ya tengo, en segundo lugar el uso que quiero darle y en tercer lugar las características que considero “necesarias”. Hasta aquí no pareciera haber nada raro.

    Pero conocer mucho de tecnología a veces resulta un revés al momento de tomar la decisión, por que casi siempre hay un equipo mejor, más potente, que el que pensamos adquirir. Así las cosas, mi resolución de comprarme un ultraportátil, fijada en mi mente desde hace tiempo, cedió ante la realidad de contar con dos novedosas tabletas, que para mi han redefinido, el concepto de ultraportabilidad. De todos modos me detuve y heche un vistazo, pero los procesadores Atom, de velocidades de reloj baja –alrededor de 1.6GHz— unidos a tarjetas de video de bajo desempeño me hicieron huir de esta categoría. Sin embargo, he de reconocer que estos equipos exceden con creces las necesidades del viajero, y que quizás las tabletas se quedan realmente cortas ante estos modelos. Por supuesto los netbook añaden a sus limitaciones la baja resolución de la pantalla, que los imposibilita ejecutar programas para mi fundamentales, como es el caso de Adobe Photoshop.

    Pero al salir de esta categoría, mi columna vertebral me hizo recordar que lo que queda de seguro le afectará, al cargar por horas equipos de más de tres kilos de peso. Y las pantallas de más de trece pulgadas además me quitarán la posibilidad de trabajar en los aviones.

    Como al fin y al cabo, en los aviones lo que hago es escribir, quizás una tableta, o tal vez dos para en una escribir y en la otra guardar materiales de apoyo—puedan suplir esto, por lo que pasamos al segundo uso que quiero darle: la edición de video y material multimedia. En esta área la gran cantidad de modelos diferentes que ofrecen aproximadamente la misma funcionalidad es asombrosa. En la página web del fabricante entré por distintos modelos a configurarlos para lo que necesitaba, y terminé aproximadamente en el mismo lugar: una computadora de alrededor de los US$1.000. Es más, si quería aproximarla más a mi “ideal” de computadora para la tarea (una Macbook Pro) los precios de Apple dejaban de parecer ridículamente caros, para verse justos, y en algunos casos económicos.

    Termine realizando diferentes configuraciones que me levaban a lo mismo: un procesador QuadCore de ser posible, una tarjeta gráfica con 1GB de memoria –y generalmente una más sencilla para operaciones mundanas—un disco duro rápido –7200RPM—, sistema operativo de 64 bits, memoria suficiente y salida HDMI. Con ligeras variantes de diseño exterior, todas las configuraciones que hallé ofrecían lo mismo y costaban casi lo mismo.

    Como usuario, poco agradezco el perder horas navegando por diferentes opciones para llegar al mismo producto. Creo que las líneas de productos de muchos fabricantes son demasiado complicadas, y lo que hacen es atemorizar al usuario. Las herramientas de comparación son pocas y están mal diseñadas para el común de las personas.

    Si a esto le sumamos la superposición de funciones entre distintos dispositivos, el conocimiento sobre tecnología –que puede causar tanto daño—tenemos un escenario donde la gente se abstiene a veces de comprar –o de comprar lo que realmente necesita—por culpa de una estrategia de productos diseñada por tecnólogos, no por gente de mercadeo. Es quizás la lección que Apple aprendió en la época de Amelio Gil, y que se ha cuidado en aplicar desde entonces: al consumidor promedio hay que darle pocas opciones, pero relevantes y muy bien tipificadas según las funciones a realizar, el tipo de usuario o cualquier otra calificación relevante. Es así como al ir a comprar, el vendedor estará más ocupado en estar hablandodeti y del uso que le darás a la tecnología, que de un dispositivo que acumula cifras y estadísticas que nunca se sabe a ciencia cierta que es lo que indican.

  • Haití 2.0

    Haití 2.0

    Es realmente lamentable la tragedia que enluta a nuestro continente debido al fuerte terremoto que sacudió y casi destrozó a la vecina Haití y especialmente a su capital Port-Au-Prince.

    Pero como en toda tragedia siempre hay cosas que se pueden destacar, por lo valiosas y alentadoras. En este caso, el rol de la tecnología ha sido protagónico en muchos casos.

    Lo primero fue la alerta temprana, vía twitter de lo que estaba sucediendo. Poco después de la tragedia se podían ver las notas de desespero de muchas personas. Incluso Daniel Viotto de CNN –quien recientemente abrió su cuenta de twitter @danielviotto—expresaba en TV su angustia por no tener más información.

    Al rato, multilink –un pISP haitiano—ya había creado una cuenta de Facebook, twitter LinkedIn y otros servicios, para brindar información acerca del suceso. Las primeras fotos llegaron a la red y se hizo evidente la devastación ocurrida.

    Las telecomunicaciones quedaron destruidas en la Isla. Telecom sans Frontier, un grupo dedicado a prestar servicios de telecomunicaciones durante las tragedias. Organizaciones del estilo de la WFP (programa Mundial de Alimentos) –que depende de la ONU—vieron interrumpidas sus redes de comunicación, pero al dia siguiente uno de sus técnicos encontró un equipo de comunicación satélite en una ciudad del norte de Haití y empezó a configurarlo para su uso. Horas después del sismo, las primeras comunicaciones fueron usando radios de alta frecuencia.

    La Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) instaló 40 terminales satelitales para ayudar a las comunicaciones básicas y además incorporan 60 terminales más, con capacidad de banda ancha de datos. También afirmaron que pondrían en funcionamiento –ya debe estar trabajando—un sistema celular de emergencia de una celda, que usa tecnología Qualcomm. Estos sistemas son estructuras muy fáciles de instalar –incluso pueden tener capacidades 3G—que alimentan una serie de terminales que se asignan al personal de emergencia. Qualcomm y Ericsson, están entre los fabricantes que proveen estas soluciones, y recuerdo haber asistido a un demo de un equipo, en el cuál aseguraban que en menos de una hora se podía dejar funcionando el sistema.

    Fuera de Haití también se ha usado la tecnología para ayudar a la isla. En varios países se han instaurado campañas de recolección usando mensajes de SMS. Vía Twittwer, FaceBook y otras redes sociales, las personas convocan a sus conocidos a realizar donativos en los centros de recolección, y hasta Google ha colocado sus herramientas de GoogleMaps a disposición. (ver http://google-latlong.blogspot.com/2010/01/haiti-imagery-layer-now-available.html)

    Hay decenas más de usos de la tecnología a favor de Haití, pero creo que este pequeño compendio basta para darse una idea, de que de aquí en adelante, la respuesta a los grandes desastres naturales será otra. Y desde hablamosdeti, apoyamos este uso humanitario e inteligente de las redes sociales y la tecnología en general..

  • Hello world!

    Hello world!

    En ShanghaiHello World!

    Con este título, este post –el primero— lleva sabor de estreno. Es una tradición para los programadores que el primer programa en cualquier lenguaje –sea en C, pascal, C++ o phyton— imprima en la pantalla, o donde quiera que esté dirigida la salida, la frase Hello World!.

    ¡Cómo se nota que los que hicieron WordPress son programadores, ya que ese es el nombre por defecto de la primera entrada de un blog! (elemental, mi querido Watson)

    Pero dejando de lado a los demás, aquí se trata de mí y mi manera particular –equivocada, experta, parcializada o simplificada—de ver las cosas que ocurren a mi alrededor.

    Yo llegué al periodismo de una manera casual –si se quiere irresponsable—pero a la tecnología llegue de manera precoz, mientras desarmaba un radio de transistores para buscar de dónde provenía todo ese ruido; quería saber donde estaba el enanito que desde allí me hablaba –para la época, yo tenía menos de cuatro años de edad.

    Resulta que en los 34 años que han pasado desde ese entonces, las cosas han cambiado muy poco. Sigo buscando al enanito ese –quizas sea más bien un genio—que está dentro de cada nueva tecnología y la hace funcionar.

    Y lo mejor de esto es que ya he encontrado más de uno.