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  • Robots al rescate de Japón

    Robots al rescate de Japón

    Un pueblo como el de Japón es digno de admirar. No sólo por su orden ante los desastres naturales, no sólo por su tecnología o por su gran educación, sino también por su capacidad de recuperarse.

    Y es que esta semana se inaugura en Japón la feria Robotech, que como bien indica su nombre trata de robots y tecnología relacionada. Dicha feria tiene este año un cometido muy claro: aportar soluciones que ayuden a Japón a salir de la crisis en que se encuentra después del terremoto y el tsunami de principios de año.

    Muchos países de haber estado en el lugar de Japón habrían suspendido la realización de una feria como esta, mientras que en el país del sol naciente no sólo siguieron adelante con los preparativos de la misma, sino que decidieron darle un giro y buscar mayor utilidad para ayudar a la recuperación.

    La feria presentará diferentes categorías de robots, entre los que destacan los diseñados para atender esta crisis, que van desde robots humanoides que pueden entrar en centrales atómicas contaminadas, hasta serpientes submarinas, dotadas de cámaras y capaces de realizar inspecciones a las instalaciones sumergidas.

    Sin embargo también hay mucho énfasis en los robots que pueden ayudar a individuos directamente, un mercado que se presume estará en franco crecimiento y que el gobierno japonés espera que crezca hasta más de US$60.000 millones en los próximos 25 años.

    Quizás uno de los robots que más ha llamado la atención es una replica electrónica-mecánica de la función del habla humana. El profesor Sawada de la Universidad de Kagawa en Japón, presento está réplica ante el asombro de multitudes. El modelo simula desde los pulmones en adelante, pasando por la traquea, el tracto bucal, la cavidad nasal, las cuerdas sonoras y los labio0s para lograr reproducir voz humana.

    Y es así que hasta esos robots en Japón, pueden entonces estar habladodeti.

  • Un nuevo proyecto digital…y verde

    Un nuevo proyecto digital…y verde



    Desde hace tiempo he estado buscando conjugar varias cosas en mi próximo proyecto digital. Por un lado las ganas de hacer algo novedoso. Por otro lado las ganas de hacer cosas útiles, que ayuden a los demás. Y eso además en un marco de conseguir conformar algo novedoso, que pueda tener impacto, y sobre todo proyección.

    Todo eso fue moldeando de a poco lo que debía de hacer. Debía ser algo que me permitiera usar mis conocimientos técnicos. Algo que además usará la red como canal de difusión. En el área de tecnología. Que ayudara a la Tierra a ser un mejor lugar, aunque fuera tan sólo un poco. De allí a descubrir que tenia que profundizar en el tema de las tecnologías de la información y comunicación que son amigables con el ambiente, hubo sólo un paso.

    La formula es sencilla. Llevo más de cuatro años haciendo reportajes sobre el tema en toda la región. Conozco bastante del tema y me atrae enormemente. La oportunidad de que lo que allí reseñe pueda impactar a otros, es enorme. Todos los elementos que considere encajan en esa misma ecuación.

    TICSVERDES.COM es el nombre de mi nueva iniciativa, y les invito a que la visiten y me hagan llegar sus comentarios. Para cubrir la región estaré incorporando información activamente y junto a mi un para de buenos colegas y mejores amigos, John Harold Rodríguez en Colombia y Carlos Cordero en Costa Rica me estarán apoyando con sus plumas –o mejor dicho teclados—para brindar una visión más regional. Pronto otros grandes colegas se irán incorporando.

    Con ese proyecto espero lograr algo semejante o superior a lo logrado aquí, en hablandodeti.com, donde ustedes mis lectores han tenido a bien permitirme dirigirme a ustedes con algunas de mis ideas, para discutirlas en conjunto.

    Bienvenidos sean entonces a ticsverdes.com, y allí comprobaran que al hablar de tecnología y ambiente, también estaré hablandodeti, apreciado lector.

  • STS-135: el fin de una era

    STS-135: el fin de una era

    Cuando en 1981 vi en TV el aterrizaje del Columbia, nunca me llegué a imaginar que iba a poder estar presenciando el despegue de la última misión de los transbordadores espaciales, el STS-135.

    Recuerdo la emoción de ver en TV ese aterrizaje, en el desierto de Mojave. Recuerdo como mi padre, en tono cómplice, me decía un año después, al regreso de mi primer viaje por EUA junto a el, que yo podía morir en paz, dado que había conocido el Kennedy Space Center. Pero no fue asta hoy, casi treinta años después que volví a pisar el KSC, a pesar de haber estado innumerables veces cerca de el.

    Desde aquel entonces, he ido más de medio centenar de veces a EUA, he estado en países tan lejanos como China y Rusia, y sin embargo, al pisar de nuevo el KSC, volví a ser un niño de nuevo, al punto que casi salgo con un lego del transbordador en la mano, junto a las franelas, emblemas y demás tonterías que me compré. Y vi esa misma reacción en muchos de los que me rodeaban. El espacio y toda su inmensidad nos hace sentirnos pequeños en todo sentido. Así como cada vez que viajo en avión sigo disfrutando enormemente esos segundos que dura el despegue, en clara actitud de infante, que no infantil, los pocos segundos que vi pasar el transbordador ante mi, borraron el dolor de la columna y cualquier otro que pudiera haber sentido por las horas de trasnocho y de cansancio. Volví a ser un niño de nuevo, y lo único que me faltaba era mi padre a mi lado para que cariñosamente se regocijará con mi alegría, aunque esta vez haya sido más tranquila, más serena.

    Esta vez mi viejo, aunque todo el mundo esté hablando del Atlantis, y de su importante significado, yo se que sin saberlo estarán también hablandodeti, y como con el vuelo del STS135, de alguna forma también se cierra una era para mí , para la ciencia, para la tecnología y para toda mi generación.

  • Los autos conectados ya no son cosa del futuro

    Los autos conectados ya no son cosa del futuro

    Hace unos años visitando el Laboratorio de Hogar digital de IBM en Austin, uno de los proyectos que allí estaban evaluando era uno referente a un carro conectado. El carro –al igual que la nevera, la cocina y otros dispositivos—se conectaba al servidor central en la casa y era capaz de tomar ciertas decisiones, incluyendo el compensar fallas mecánicas, alertar de problemas futuros, y hasta comunicarse con la cocina de la casa, para apagar una hornilla que se dejó prendida por accidente. Pero por más futurista que se veía esta idea, e allá por los años 90, la realidad actual ha superado a la fantasía.

    Una nueva generación de carros “high-tech” combina adelantos técnicos mecánicos, con opciones de entretenimiento digital, de una manera única y novedosa.

    Si bien muchos autos cuentan con sistemas de entretenimiento –pre-instalados o añadidos posteriormente por sus dueños— lo nuevo incluye sistemas capaces de recibir señal satelital de empresas como DirecTV. La radio Satelital, ya es algo que se ha vuelto estándar en USA.

    Pero las cosas no paran allí. Ya desde hace años algunas empresas ofrecen servicio de conectividad para carros, usando líneas de celulares y un pequeño router WiFi. Pero ya Audi y BMW ofrecen está característica como estándar en algunos de sus modelos, y estoy seguro de que otros fabricantes se irán incorporando a esta corriente.

    Ya es común que los autos cuenten con servicios de asistencia que usan el posicionamiento satelital –GPS—para localizar un vehículo averiado o sustraído. O que el carro sea capaz de reconocer órdenes dictadas por el conductor. O que el carro lea los emails y SMS que recibe su conductor. Si unimos todo esto con el poder de cómputo asignado para hacer funcionar el motor, los frenos y la suspensión en algunos modelos, es poco lo que falta para emular aquel mítico personaje de series de TV, conocido como “el Carro Fantástico”

    Con tantos avances a bordo, incluyendo conectividad WiFi, no será raro entonces que en este momento alguno de ustedes esté leyendo “hablandodeti” en su portátil, en asiento trasero de un auto en marcha.

  • El iPope: ¿Comienzo de una nueva era?

    El iPope: ¿Comienzo de una nueva era?

    «Queridos amigos, acabo de lanzar News.va. ¡Alabado sea el Señor Jesucristo! Con mis oraciones y bendiciones, Benedicto XVI» / «Dear friends, I just launched News.va Praised be our Lord Jesus Christ! With my prayers and blessings, Benedictus XVI»

    La cuenta de twitter @news_va_en, mostró ayer este mensaje en inglés que ha sido calificado como histórico por el mismo vaticano, ya que se trata del primer tweet que sale de los dedos de un sumo pontífice de la iglesia católica. El vaticano lleva tiempo incursionando en medios digitales, y el propio Benedicto XVI ha dado un gran impulso al uso de los nuevos medios para difundir la palabra de Dios.

    Como dato curioso, e histórico, el Papa envió su comentario a la red de microblogging desde un flamante iPad, y el tweet marcó la inauguración de un servicio de noticias, con componentes sociales importantes, apoyado en twitter, ¿facebook, YouTube, RSS y flicker. El portal además se nutre de las noticias de del diario vaticano L’Osservatore Romano, Radio Vaticano, la agencia vaticana Fides, el Vatican Information Service y la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

    Ya en otro post, y refiriéndome a la polémica app de confesión que salió para el iPhone, hice referencia al la postura del Pontífice que llegó a decir “las nuevas tecnologías no sólo están cambiando la forma en que nos comunicamos, sino que también están cambiando a la comunicación misma, tanto así que estamos viviendo un periodo de vasta transformación cultural. Estos medios de difundir información y conocimiento están dando a luz a una nueva forma de aprender y pensar, con oportunidades sin precedentes para establecer relaciones y crear comunidades”. Realmente he visto a muchos comunicadores que no tienen tan claro el impacto de las redes Sociales. Mientras en el vaticano están conscientes que una nueva era de la comunicación ya llegó a nosotros.

    Es así, que aún hablando de Dios y llevando su mensaje –especialmente en la redes sociales—se puede estar también hablandodeti.

  • La difícil tarea de comprar tecnología (las empresas podrían ayudarnos)

    La difícil tarea de comprar tecnología (las empresas podrían ayudarnos)

    Para continuar lo expuesto en el post anterior, he de decir que yo suelo considerarme una persona experta en tecnología –de hecho tengo un grado de ingeniero en computación—y por ende siempre me ha parecido que comprar tecnología es algo sencillo. Pero resulta que no, lo que pasa es que generalmente acudo a comprar lo que necesito, con una idea preconcebida.

    Pero en estos días me he visto forzado a cambiar un poco estos supuestos, ya que por razones profesionales, me he visto obligado a seleccionar un equipo portátil de una marca en particular, que no es la que siempre tengo en mente.

    La tarea que parece sencilla, se me ha complicado por varias razones: en primer lugar los equipos que ya tengo, en segundo lugar el uso que quiero darle y en tercer lugar las características que considero “necesarias”. Hasta aquí no pareciera haber nada raro.

    Pero conocer mucho de tecnología a veces resulta un revés al momento de tomar la decisión, por que casi siempre hay un equipo mejor, más potente, que el que pensamos adquirir. Así las cosas, mi resolución de comprarme un ultraportátil, fijada en mi mente desde hace tiempo, cedió ante la realidad de contar con dos novedosas tabletas, que para mi han redefinido, el concepto de ultraportabilidad. De todos modos me detuve y heche un vistazo, pero los procesadores Atom, de velocidades de reloj baja –alrededor de 1.6GHz— unidos a tarjetas de video de bajo desempeño me hicieron huir de esta categoría. Sin embargo, he de reconocer que estos equipos exceden con creces las necesidades del viajero, y que quizás las tabletas se quedan realmente cortas ante estos modelos. Por supuesto los netbook añaden a sus limitaciones la baja resolución de la pantalla, que los imposibilita ejecutar programas para mi fundamentales, como es el caso de Adobe Photoshop.

    Pero al salir de esta categoría, mi columna vertebral me hizo recordar que lo que queda de seguro le afectará, al cargar por horas equipos de más de tres kilos de peso. Y las pantallas de más de trece pulgadas además me quitarán la posibilidad de trabajar en los aviones.

    Como al fin y al cabo, en los aviones lo que hago es escribir, quizás una tableta, o tal vez dos para en una escribir y en la otra guardar materiales de apoyo—puedan suplir esto, por lo que pasamos al segundo uso que quiero darle: la edición de video y material multimedia. En esta área la gran cantidad de modelos diferentes que ofrecen aproximadamente la misma funcionalidad es asombrosa. En la página web del fabricante entré por distintos modelos a configurarlos para lo que necesitaba, y terminé aproximadamente en el mismo lugar: una computadora de alrededor de los US$1.000. Es más, si quería aproximarla más a mi “ideal” de computadora para la tarea (una Macbook Pro) los precios de Apple dejaban de parecer ridículamente caros, para verse justos, y en algunos casos económicos.

    Termine realizando diferentes configuraciones que me levaban a lo mismo: un procesador QuadCore de ser posible, una tarjeta gráfica con 1GB de memoria –y generalmente una más sencilla para operaciones mundanas—un disco duro rápido –7200RPM—, sistema operativo de 64 bits, memoria suficiente y salida HDMI. Con ligeras variantes de diseño exterior, todas las configuraciones que hallé ofrecían lo mismo y costaban casi lo mismo.

    Como usuario, poco agradezco el perder horas navegando por diferentes opciones para llegar al mismo producto. Creo que las líneas de productos de muchos fabricantes son demasiado complicadas, y lo que hacen es atemorizar al usuario. Las herramientas de comparación son pocas y están mal diseñadas para el común de las personas.

    Si a esto le sumamos la superposición de funciones entre distintos dispositivos, el conocimiento sobre tecnología –que puede causar tanto daño—tenemos un escenario donde la gente se abstiene a veces de comprar –o de comprar lo que realmente necesita—por culpa de una estrategia de productos diseñada por tecnólogos, no por gente de mercadeo. Es quizás la lección que Apple aprendió en la época de Amelio Gil, y que se ha cuidado en aplicar desde entonces: al consumidor promedio hay que darle pocas opciones, pero relevantes y muy bien tipificadas según las funciones a realizar, el tipo de usuario o cualquier otra calificación relevante. Es así como al ir a comprar, el vendedor estará más ocupado en estar hablandodeti y del uso que le darás a la tecnología, que de un dispositivo que acumula cifras y estadísticas que nunca se sabe a ciencia cierta que es lo que indican.