Ayer mientras esperaba mi vuelo para Caracas, estaba en el Admirals Club de Miami, cuando una señora que vino a sentarse a mi lado, me levanto conversación. Estaba acompañada de su señora madre y ambas eran bastante simpáticas. En la conversación salió la ya clásica pregunta de a que me dedico, a lo que conteste de una, soy ingeniero, pero me desempeño cómo periodista de tecnología, y escribo básicamente de tecnología de negocios. Pero la segunda pregunta, la de que hacia en el aeropuerto fue un poco más complicada, ya que al explicarle que venía de un evento de HP sobre servidores –donde anunciaron nuevos modelos de servidores tipo blade de misión crítica– se empezó a complicar todo.

La más joven mostró cierta comprensión a la respuesta –quizás para evitar más explicaciones incomprensibles– pero su madre, con poco más de 70 años encima, no se conformó con eso y me preguntó que de qué se trataba. Así iba yo, poniendo a prueba mis capacidades didácticas, para explicarle a una señora –de la que desconocía su nivel de instrucción—algo tan complicado como lo es la computación en nubes, la inteligencia de negocios y mucho más.

Cuando empecé a profundizar un poco, ella me atajó pidiéndome –o mejor dicho exigiéndome—una explicación más clara y que tuviera en cuenta que ella se quedó en las empresas de los años 70 y 80.

Y allí, al pensar en esa etapa –la primera de mi vida de la que guardo memoria—me di cuenta de que no hemos cambiado tanto. En aquella época se hizo popular en mi país que las empresas colocaran carteles del estilo: Se necesita motorizado con moto propia y muchacha de buena presencia. De hecho, hasta se llegó a filmar una película con ese nombre. Pero lo más básico de la tecnología actual para negocios, ya estaba allí. La se˜õra no tuvo problemas en entender lo que era la nube, al utilizar el ejemplo del motorizado con moto propia, al que se le pagaba única y exclusivamente por servicios realizados, ya fuera en base a cada trabajo o a una relación de las diligencias resueltas. Eso es lo que las empresas llaman hoy día SOA. Y si además la empresa era medianamente grande, de seguro contaba con un grupo de estos motorizados. Así cuando un ejecutivo deseba mandar una factura, se la daba al secretario, el cuál ofrecía a los motorizados que llevarán el envío y alguno terminaba realizando el trabajo. En algunas épocas del años podían haber más motorizados si se atendía alguna necesidad estacional, en otras épocas, la plantilla se reducía al mínimo, según fuera la actividad. Sin saberlo, la empresa, aprovechando la arquitectura orientada a servicios o SOA, contaba con una nube de motorizados que equivale a las nubes de cómputo de las empresas actuales.

Lo de la chica de buena presencia, por su parte, se explica solo. ¿A qué empresa no le gusta ofrecer una presencia agradable de cara a sus clientes? Ya sea un linda recepcionista a la entrada del edificio, o un buen portal web, en ambos casos la primera impresión es fundamental.

El ejercicio con esta señora, me acaba de dar una metáfora poderosa para usar en cursos y conversaciones. Verán entonces, como hasta al hablar de profesiones en un aeropuerto, la gente puede estar hablandodeti sin proponérselo.