El Coronel Gadafi, después de 42 años de estar al frente de Libia, fue abatido en lucha por las tropas del gobierno de transición libio. Aquí no hay ninguna noticia nueva.
Pero resulta que según informes de prensa, Gadafi portaba, al momento de su muerte, un teléfono satelital del proveedor Thuraya, el cuál sonó pocos momentos después de su deceso, con una llamada de su hija Aisha, que se enteró así de la impactante noticia.
Pero todo no pasaría de una noticia ligeramente morbosa, sino fuera porque al comenzar la revuelta en Libia, Gadafi decidió sacar del juego la Internet –cuidándose del efecto jazmín, de las revoluciones de Egipto y Túnez, por ejemplo—y también decidió limitar otros medios de comunicación, especialmente de telefonía, incluyendo a Thuraya.
La acción contra Thuraya fue feroz e ilegal. El Hamming –la interferencia causada por Libia—puso de rodillas al operador que tiene clientes de áreas tan importantes como los militares y las empresas de telecomunicaciones. Con cobertura en Asia y Africa principalmente (ver la ilustración de este post) permitir que un gobierno interfiera sus operaciones, es atentar contra el negocio.
El CEO de la empresa, acusó a finales de Febrero a Libia de estar interfiriendo sus servicios, algo que además calificó de ilegal. La empresa trabajo por anular esta interferencia y aseguró recuperar el servicio hasta en un 70% del territorio libio, poco después. En Agosto el gobierno libio ripostó declarando pena de muerte para cualquiera que fuera sorprendido con un teléfono Thuraya.
De seguro Coronel Gadafi, que al momeno de decretar la muerte a las personas sólo por poseer un dispositivo de comunicaciones Thuraya estabas realmente habandodeti.
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