Nunca he sido demasiado dado a las interpretaciones adivinatorias, pero si me divierte realizarlas a veces. Lo cierto es que hace días tenía comenzado un post, que por motivos externos –léase vacaciones— no terminé de redactar y por ende no publiqué.

El post tenía que ver con las declaraciones de CEO de RIM diciendo que iban a retomar el foco en las empresas. Algo que me pareció –aparentemente a mi sólo—que estaba muy bien. Sin embargo, la misma crítica voraz que ha estado detrás de Blackberry en los últimos meses, y que pregonaba que debían volver a su n icho corporativo, atacó de forma despiadada a la compañía que tuvo que aclarar –y desmentir—el “abandono a los usuarios finales”, ya que parte del foco corporativo –servidor, servicios de administración, aplicaciones y comunicación segura—implica crear terminales que la gente quiera usar “todo” el tiempo, no sólo cuando trabaja.

A pesar de las críticas, me parece que RIM lo está haciendo bien. Es natural que ocurran trimestres “menos” atractivos que los de años anteriores, y no será hasta finales de año que se empiecen a sentir los cambios implementados por la recién estrenada gerencia.

Pero la parte curiosa de esta historia es lo que me sucedió al mismo tiempo que redactaba esta nota… mi Blackberry dejó de reconocer su SIM, dejándome aislado del mundo –tranquilos amigos de RIM, no estoy pidiendo uno nuevo—y sin poder revisar info desde donde estaba de vacaciones. Y esto ocurrió el Viernes Santo. Pero lo que completo el caso, y me hace pensar que alo mejor es hasta premonitorio, es que el teléfono –que probé, reseteé, configuré montones de veces— no quiso funcionar, hasta este Domingo de resurrección, bien entrada la noche, cuando despertó de su limbo y reconoció de nuevo el SIM, que no estaba dañado –lo había probado en otros teléfonos—para volver a funcionar, así de repente.

¿Casualidad? ¿O será que RIM quería mandarme un mensaje y que así estuviera yo hoy hablandodeti Blackberry y de la resurrección?