Ante los constantes éxitos en la predicción de un cefalópodo ingles radicado en Alemania, mejor conocido cómo el Pulpo Paul, algunos fanáticos alemanes han propuesto que el pulpo –una vez que Alemania quedó fuera de la gran final como había predicho el animalito—sea cocinado en represalia por anticipar lo que ocurriría.
¿Y saben? Eso es lo que actualmente está pasando en muchas empresas que se aventuran a las redes sociales sin tener en cuenta lo que la razón indicaría, si sólo se piensa un poco en lo que se hace.
Claro que el síndrome no es nuevo, se le conoce cómo kill the messenger o maten al mensajero, en alusión a un comportamiento que insiste en culpar a los portadores de las malas noticias, y no a los que las originaron.
Y créanme que eso pasa a menudo en redes sociales. Un empresario me comentaba que eso de las redes sociales era un engaño, ya que ellos lo habían intentando una vez hacer algo en twitter y no habían logrado nada. Nótese el uso del cuantificador UNA. Al tratar de explicarle lo que debía de hacer, me interrumpió y me dijo que no le hablara de eso, por que EL –así en mayúsculas– ya había probado y conocía la realidad, así que no iba a dejar que nadie lo engañe.
Esa actitud, lamentablemente se ve a menudo en todos los ambientes, no sólo en los intentos de llegar a las redes sociales por parte de las empresas, y cuando uno les advierte de que están haciendo algo mal –en caso de conocer a alguno de los ejecutores de la estrategia—hacen su disparo en contra del mensajero. Lamentablemente me ha tocado vivir varias veces en carne propia ese tipo de desatinos.
Pero al final, se coman al pulpo o no, Alemania quedó fuera de la gran final, y mucho de lo que les decimos desde hablandodeti seguirá siendo válido, le guste o no a quién lo lea.