Steve Ballmer es un personaje controversial. Antes de asumir como CEO de Microsoft, Bill Gates, era reconocido por su tranquilidad y verbo escaso y Ballmer siempre fue lo contrario. Entraba a los escenarios corriendo –incluso montado en una moto—y transmitía una gran energía. Estoy convencido que para evitar que los inversionistas vendieran sus posiciones tras el retiro de Gates, se logró convencer a Ballmer para que se comportara en público. Estuve en una de sus primeras presentaciones en vivo después de asumir como CEO –de hecho creo que fue la primera—y lo que más me llamó la atención fue su falta de dinamismo. Era un ponente cualquiera, hasta aburrido si se quiere. De hecho al otro día contemplar su keynote en el CES no dejaba de pensar lo mismo.

Pero una cosa es lo que se hace en público y otra como uno se comporta. Al menos eso creía yo, hasta que leí con asombro el memorando donde se “deshacia” de Bob Muglia, un ejecutivo con larga trayectoria en Microsoft. Muglia, a quien pude ver varias veces e incluso conversar, dirigió el negocio de Servidores y Herramientas de Negocios de Microsoft en los últimos años, de manera muy eficiente. Logró transformar a Windows Server en una opción seria en el mundo de los centros de datos, algo que no se podía imaginar hace apenas unos años. Fortaleció algunas apuestas por la interoperabilidad y confesó abiertamente en un taller para la prensa la necesidad de trabajar con Linux. A pesar de los buenos términos hacia Muglia, el memorando deja ver que Ballmer decidió, en primerísima persona, prescindir del ejecutivo que convirtió esa división de Microsoft en un negocio de US$ 15.000 millones.

Asumo que Ballmer se siente presionado por un año que no ha sido tan bueno, con Apple superando a Microsoft en valor, y una estrategia para llegar a los teléfonos móviles que no acaba de engranar. Pero no creo que eso sea excusa para agarrar una división que esta rindiendo beneficios claros, inclusive pese a la gran arremetida de Linux en este mercado. En fin, desde afuera –y muy afuera—parece una mala idea, de esas que se toman sólo con base en la soberbia. Pero eso contrasta con la “nueva” imagen de Ballmer.

¿Será que el cambio de Ballmer fue sólo para no espantar a los inversionistas, pero adentro de la organización sigue siendo el temperamental y malcriado que fue siempre? ¿O tendrá razón Ballmer y Microsoft debe arreciar en el área de servidores aún más?

He de confesar que no sé cuál Ballmer será mejor para Microsoft, pero para mi era mejor el Ballmer agresivo en el escenario, que inyectaba a Microsoft la energía que Gates se encargaba de canalizar. Espero pronto poder seguir hablandodeti Ballmer, pero por que hayas recuperado tu habitual energía en las charlas y no por que escribas otros memorandos como este.