Quienes me conocen de cerca saben que soy muy respetuoso de los aspectos religiosos, y que un título como este tiene que tener a juro una buena razón. Y así es.

Leo con sorpresa hace unos pocos días en la BBC que una nueva aplicación para iPhone y iPad ha recibido la bendición del vaticano, ¡y que ayuda a los fieles católicos a acercarse al sacramento de la confesión! Algo que a primera vista parece anti-natura, o al menos luce lejano a lo que la Santa Iglesia habría hecho, hace apenas unos pocos años.

Pero es que recientemente el Papa Benedicto XVI ha dado su bendición a las redes sociales y ha instado a los católicos a usarlas para fines de bien. Una de las frases usadas por el Papa de 83 años resume la importancia que la Iglesia le da a las nuevas tecnologías:”Las nuevas tecnologías no sólo están cambiando la forma en que nos comunicamos, sino que también están cambiando a la comunicación misma, tanto así que estamos viviendo un periodo de vasta transformación cultural. Estos medios de difundir información y conocimiento están dando a luz a una nueva forma de aprender y pensar, con oportunidades sin precedentes para establecer relaciones y crear comunidades.”

Creo que en esto el Papa –considerado como uno de los más duros y conservadores dentro de la Iglesia– ha sido más claro que la mayoría de los autoproclamados filósofos de la web 2.0 que llenan revistas y sitios web de noticia con sus opiniones. Estamos ante un cambio en el que la religión hace bien en adaptarse, y no quedarse atrás. Desde Roma han visto las ventajas de las iniciativas digitales y además de estar en redes sociales, los sitios web que manejan son de primer nivel.

Pero aún teniendo en cuenta la arenga del @pontifice y sus inclinaciones a las nuevas tecnologías, todavía sorprende una aplicación como la descrita al principio. Si bien la aplicación sirve de guía para que el usuario recapitule sobre sus pecados y al final lo conmina a visitar a un sacerdote para completar el sacramento, muchos ven en eso el principio de la digitalización de los oficios religiosos, algo muy extraño, por decir lo menos.

Pero todo esto no hace más nada que darle la razón a McLuhan, el célebre educador, filósofo y comunicador que decía: “creamos nuestras herramientas, después estas nos transforman”

Como diría un romano famoso –quizás el más conocido—el mismísimo Julio Cesar: “Alea Jacta est!” o está echada la suerte. La suerte de las comunicaciones, los medios y hasta las mismas religiones. ¿Quién iba a pensar, hace apenas unos años que el mismo Papa estaría hablandodeti?