Ese día me levante temprano, ya que en el hotel habbo había mucho ruido. O quizás era del barrio de al lado, esos inmigrantes del mundo de Warcraft, se la pasan haciendo ruido, como si fueran orcos. Lo cierto es que salí temprano a ver que amigos me encontraba en el libro de caras, y mientras tanto aproveche de leer una galleta de la suerte que me dijo que “pronto cumpliría vente años” algo que ya me pasó hace rato. Sin embargo no le pare mucho, y pensé en dedicarme un rato a la agricultura. Fui a ver como estaban mis hortalizas, esas que sembré en la parcelita que tuvo a bien prestarme el amigo Zuckerberg, y allí conseguí que los vecinos se habían robado todo, se habían secado las berenjenas virtuales y para colmo de males, una amiga hindú me regalo una vaca, a la que no puedo comerme –me refiero a la vaca, aunque tampoco creo que puedo comerme a mi amiga, aún si me quedara sin hortalizas y animalitos.

Decidí revisar mi twitter, a ver si allí podía relajarme. Pero encontré un montón de referencias a una llamada vida 1.0, que parecían estar ocurriendo sólo para justificar el uso de la herramienta. De repente encontré que había amigos que se querían reunir en un bar, y eso me alegró, al fin algo agradable que hacer. “Estoy en el #bar” comenté, pero ninguno de ellos parecían estar allí, a pesar de que decían estar bebiendo #cervezas con @fulanito, @menganito y @perencejo. Empecé a sospechar, cuando dieron la dirección del bar, y no tenia un “#” por ningún lado. En fin, como ya había transcurrido buena parte del día decidí esperar por el #bonchevirtual de mi amiga @tutudominguez y cia –o debería decir @cia—pero esa noche no pasó nada. Estaba desesperándome, y grité que estaba volviéndome más loco que @britney, cuando de repente, miles de clones de la famosa cantante me empezaron a rodear con proposiciones poco elegantes. La noche se volvia interesante, pero grotesca, y preferí escaparme a lugares más tranquilos.

Fue así como llegue al reino de Tibia, me dedique a matar dragones por un rato, hasta que un grupo de brasileños se me acercó con la intención de matarme. Por supuesto que salí corriendo, y salve la vida por un instante.

Ya, sin más nada que hacer, decidí recurrir a lo más extremo. Tomé mi ratón y abrí el MSN messenger –como si estuviera en el siglo 20 aún– y revise mi lista de amigos, de personas que había conocido por trabajo o amistad y se comunicaban por medio de esta herramienta. Animales 1.0 para describirlos mejor. La lista estaba vacía. Y caí en cuenta: mi vida era ahora, sólo 2.0.

Y allí fue que capte que el año que recién comenzaba no era el 2.010, sino más bien el año 2.0, en su versión 1.0.

Y es por eso, que en la vida 2.0 es quizás hasta más fácil, estar hablandodeti.