Un grupo de amigos –de larga data y algunos adquiridos en ese mismo momento– nos reunimos el pasado jueves sólo para conversar sobre Twitter y algunas herramientas de la llamada web 2.0.
Los asistentes fueron variados, de ámbitos como política, periodismo e ingeniería, y aunque no cito sus nombres –ya que no se me ocurrió pedirles permiso a tiempo—si me atrevo a citar mis conclusiones –obtenidas de manera personalísima—de esa nutritiva conversa.
Vuelvo a aclarar que se trata de mis conclusiones, ya que no hicimos ningún ejercicio de cierre, ni levantamos minuta, que pudiera servir de referencia para todo el grupo.
Al principio, las intervenciones fueron estrictamente declarativas, sólo queríamos fijar posición. Las referencias a MacLuhan y su aldea global salieron de inmediato. Otros hablaban de Facebook como un club de amigos, y terminamos redondeando la metáfora arquitectónica, definiendo los blogs como casas de algunos ciberciudadanos, las paginas web de las empresas como las tiendas y finalmente dejando a Twitter como la plaza en la que se arremolina la gente, y alrededor de donde se ubican los demás íconos arquitectónicos. Una metáfora poderosa, ¿verdad?
A ver, profundicemos un poco más en algunos aspectos de la metáfora. Facebook es un sitio donde los amigos se reúnen, y el parecido a un club es bastante evidente –aunque he de reconocer que a mí no se me había ocurrido—es un luigar donde se reune gente, a la cuál se invita para participar.
Que un blog sea una especie de casa o lugar muy personal es obvio y no requiere mucha explicación. Pero que Twitter sea una especie de plaza, eso si requiere un poco más de imaginación. Por un momento imaginen una plaza de principios de siglo 19, el lugar por excelencia para enterarse de lo que ocurría en la ciudad. Allí los amigos se reunían y hablaban sobre temas comunes, mientras que se podían escuchar conversaciones ajenas y los voceadores del gobernador o regente, hacían allí los anuncios oficiales. Tal como twitter –donde pareciera que todo el mundo habla al mismo tiempo y en el mismo lugar.
Quizás una de las imágenes más divertidas la hizo una de nuestras compañeras de charla que dijo que en Twitter “se sentía que hablaba sola, pero que algunos les respondían.”
Allí les dejo esta imagen arquitectónica para que puedan convencer a sus amigos de ingresar a twitter, si es que aún no lo han hecho, y puedan además comprender como no es necesario escoger entre Facebook y Twitter, sino que más bien hasta se complementan.
Y es que en un blog, en Twitter, Facebook, o en una ciudad, cualquiera puede estar hablandodeti.
Siempre llego tarde… Pero no podía dejar pasar mi compromiso con este comentario: creo que el resumen que has hecho de los elementos más importantes de tan deliciosa tertulia no tiene ni desperdicio ni faltas.
Quisiera agregar, sin embargo, la reflexión que me acompañó hasta mi casa despúes de esa charla: la reinvindicación del periodismo como profesión.
Frente a las voces que una vez más declaran que el periodismo (y los periodistas) han muerto, la evidencia de la noche es un refraseo de una vieja consigna: «le roi est mort… vive le roi!!!».
Al periodismo le pasa igual: aunque compartimos nuestros espacios naturales (de informar) con quienes tienen el valor de dejar su voz y su nombre en la web 2.0; la responsabilidad de la veracidad, de…administrar las emociones, opiniones y expectativas a partir del entrenamiento que hemos recibido sobre los riesgos del rumor, de la mentira, de la manipulación así comola interpretación de la realidad que nos da ese cristal para mirar que es el periodismo profesional es absolutamente necesaria, más allá de twitter y de facebook.
Nos queda, entonces, educar a los «ciudadanos virtuales» de esos riesgos que conocemos (desinformación, difamación, persecución por opinión) que pueden potenciarse en la cara oscura de las redes sociales.
El cambio de los tiempos no nos exime de las responsabilidades que juramos al recibir nuestros títulos. Se renuevan, reinventan y recrean.
Así me siento: reinventada y recreada en el periodismo mientras sospecho que, en alguna red, algún desconocido me nombra. Me honra. Hablandodeti es la consigna del futuro… y el periodismo, que habla de todos, también está hablando de ti.
En la web 2.0 no se llega «tarde.» Se llega y punto. Así que tranquila con el tiempo, que una ventaja de este medio es que comprueba la teoría de la relatividad de Einstein, ya que el tiempo es relativo. Si no lo crees, basta con echar un vistazo a la línea de tiempo de cualquier usuario twitter (TimeLine). allí veras que el tiempo es relativo, para unos es muy efímero, para otros perdurable. Lo que yo digo en Twitter puede estar en el TimeLine de alguien por días o pasar tan rápido y fugaz por el de otra persona, que quizás nunca llegue a verlo o lo vea y lo olvide en breve.
Creo que esa relatividad que te comento, es lo que nos hace falta trasladar a otras áreas del discurso, para entender mejor la nueva realidad. La comunicación empieza a acumular más dimensiones de las que acostumbrábamos a contemplar. Un mensaje pesará más o menos para su receptor, dependiendo de por donde llegue, cuanto tiempo este expuesto, quien lo haya escrito, cuantas personas más lo hayan leído –y compartido– o incluso si lo encontramos al buscarlo, aún sin saber lo que buscamos. Ese mensaje además podrá estar de moda, cargado de etiquetas o enviado de forma personalísima. Como diría un maestro de la lengua castellana –nunca mejor usada la denominación– «cosas veredes Sancho, que non crederes.»
Aunque quizás ante la avalancha de medios 2.0 más vale la frase atribuida al Quijote –nunca pronunciada en la novela– «ladran Sancho, señal de que cabalgamos.» 😀